lunes, 5 de julio de 2010

Mi infancia son recuerdos...


Hoy ha vuelto a mí, como venida de ultratumba, esta foto con historia (1957). La foto de mi primera y casi última comunión. Me ha traído a la memoria uno de esos recuerdos que hacen que tu vida sea la que es y no otra.

Días antes de esta puñetera fecha (31-5-1957), cuando estábamos jugando en la calle, vi a mi tío que salía de la taberna con un amigo y fui corriendo a pedirle una “perra gorda” para comprar pipas y torraos. Mi tío me dio una perra y su amigo Román me dio otra –debe ser fiesta pensé yo- no podía haber elegido mejor momento…. O quizás sí, porque también presencié la despedida de ambos que después me acarrearía más de un disgusto.

Como nunca lo había visto, me causó cierta sorpresa, la sorpresa de lo nuevo, de lo visto por primera vez, que, como casi siempre te deja huella. Las despedida tenía su liturgia: mi tío y su amigo se agarraron fuerte por el antebrazo y pronunciaron las palabras mágicas: ni dios, ni patria, ni rey.

No tardé mucho en experimentar la sensación que producía la pronunciación de la mencionada tríada. Al anochecer, cuando llegué a casa de mi abuela –vivíamos en su casa porque nosotros no teníamos- saludé a mi abuela cogiendo su mano y solté la fórmula mágica: “abuela, -ni dios, ni patria, ni rey-.

¡Hereje, eres un hereje! ¿Quién te ha enseñado eso? ¿Ha sido tu tío verdad? ¡Eso es una blasfemia y no vuelvas a decirlo! Me quedé compungido. Con la ilusión que me había hecho lo aprendido. Pocos días después, -mientras mi madre me lavaba en el barreño de zinc, mejor diría me fregaba, porque se empleaba a fondo con estropajo y jabón sobre mi piel de carbonero- solté de nuevo la frase lapidaria y mi abuela que estaba sentada cerca, se levantó, fue al fogón, cogió la guindilla que tenía preparada para los callos del domingo y me pegó tal restregón en la boca que entonces supe lo que podía ser el infierno.

Mi tío y Román lo pasaron peor, les costó varias costillas rotas y una temporada a la sombra. Un día los pilló la secreta en plena despedida.

Demasiada lucha para tan corto resultado…

No hay comentarios:

Publicar un comentario